José Francés (1883-1963)

El Año Artístico. Portada del volumen 1925-1926. Publicado por Editorial Lux, Barcelona, 1928. Le interesó el arte moderno, pero no la vanguardia. Se adhirió al «retorno al orden».

El crítico de arte y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, José Francés y Sánchez-Heredero (Madrid, 1883-1963), también conocido como Silvio Lago, escribió durante 11 años consecutivos El Año Artístico, un resumen anual de los acontecimientos artísticos españoles acaecidos entre 1915 y 1926, que llegó a ser declarada de utilidad pública en 1924 y traducida a varios idiomas. En esta obra casi enciclopédica, el crítico nombró a 175 mujeres artistas activas en España durante el período señalado, aunque sólo escribió ensayos críticos sobre 14 de ellas. Con esta obra casi enciclopédica, traducida al francés, inglés e italiano, el que había sido funcionario de correos y escritor antes que crítico de arte, se ganó su reputación como voz autorizada del arte de su tiempo, que se acrecentó tras su ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, el 4 de febrero de 1923.

José Francés se inició en la crítica de arte en torno a 1904, escribiendo las crónicas de las Exposiciones Nacionales para la revista Mundo Nuevo. Cuando ingresó en la Academia ya había realizado casi 600 escritos de arte en diarios y revistas madrileñas y catalanas (Alma española, Mercurio, La Actualidad, La Ilustración Española y Americana, Mundo Gráfico, Vell i Nou, Museum, Cosmópolis, Gaceta de Bellas Artes) y en algunas publicaciones de París, La Habana y Buenos Aires. Pero fue sobre todo su colaboración durante casi dos décadas en uno de los platos fuertes de la prensa gráfica del momento: La Esfera. Ilustración Mundial (1914-1931), la que consolidaría su trayectoria en la crítica.

De formación autodidacta, José Francés publicó sus primeros cuentos en Vida Galante (1902). Para tener un sueldo regular que le permitiera escribir, opositó al Cuerpo de Funcionarios de Correos en 1904. Desde 1915 compaginó sus novelas, cuentos y obras teatrales (en 1940 recibió el Premio Nacional de Literatura por su drama Judit) con la crítica de arte. Muchas de sus novelas son a su vez una fuente para el conocimiento del arte español anterior a la Guerra Civil por la frecuente aparición de artistas de la época y el reflejo de la vida cotidiana en los estudios de los pintores.

su evolución desde una crítica progresista a otra progresivamente reaccionaria y academista a lo largo de la postguerra. Entre sus grandes logros destacan la difusión del arte de su tiempo, claramente favorecida por el tono poético de sus críticas7, el reconocimiento de la caricatura como bella arte,organizando y divulgando los Salones de Humoristas desde 1914, y la publicación del El Año Artístico, auténtico vademécum del arte español entre 1915 y 1926

Muchos de los textos publicados por José Francés en La Esfera se reprodujeron también, con menos estrechez de páginas y menos limitaciones y premura en los tiempos, en el Año Artístico; un proyecto que le reportó éxitos y homenajes, como el recibido en mayo de 1917 en el hotel Ritz, presidido por el Ministro de Instrucción Pública y el Director General de Bellas Artes. El Año Artístico era una publicación periódica con vocación de libro y permanencia, ya que las noticias artísticas recogidas en sus páginas se publicaban un año después de haber tenido lugar, en volúmenes anuales editados por la empresa Mundo Latino de Madrid.

Seguramente por causas editoriales, que le obligaron a cambiar a la editorial Lux de Barcelona para el volumen que recogía los años 1925 y 1926, José Francés cesó el proyecto en 1926. No obstante, para estas fechas, su dedicación a la Academia tampoco le permitía el tiempo que requería el seguimiento pormenorizado de las actualidades artísticas, que continuó difundiendo tras la Guerra Civil en una página más limitada de LaVanguardia, llamada también “El Año Artístico”.

Lo que menos gustaba a José Francés del arte novísimo era la intelectualización, esa tendencia a olvidar la pintura detrás de “palabras, palabras y palabras”22, según explicó a propósito de otro de los hitos divulgativos de la vanguardia en España: la Exposición de Pintores Polacos en los patios del Ministerio de Estado (abril 1918), en la que participaban el matrimonio formado por Wanda y Josez Panckiewicz, junto a Wladyslaw Jahl y Waclaw Zawadowski, con obras que le resultaban tan “abstrusas y herméticas” como las boutades 19Brihuega, 1981:183-184.20Francés, 1916a: 52-53.21Muñoz, 2009: 84.22Francés, 1919b: 119-122.Fig. 2. Victoria de Malinowska. Pequeñas pescadoras de Ondarroa. 1918. Óleo/tela, 94,5 x 75 cm. Museo San Telmo. San Sebastián..Fig. 3. Milada Sindlerová. Puerto del norte (España). Publicada en La Esfera (15-12-1917) literarias con que pretendían explicarlas. Así que no veía en la exposición un trabajo serio, porque ni siquiera las obras eran fieles a los contenidos que intentaban expresarlas, y sólo salvó de la hoguera a una mujer: Wanda Pankiewicz(1864-1946), pero no por sus pinturas, “inferiores a las del Sr. Pankiewicz” –según decía-, sino por sus trabajos decorativos, especialidad por la que el crítico mostró un notable interés en la revista: “En cambio, sus tapicerías son realmente bellas, de un buen busto y de una riqueza decorativa indudable. Estas obras de la Sra. Pankiewicz son muy interesantes. Ahora que por fin parece que en España empiezan a darse cuenta los pintores y los críticos de la importancia de las artes aplicadas, las tapicerías de la Sra. Pankiewicz me parecen un hermoso ejemplo”.

Bibliografía
La obra completa se puede consultar en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid: http://bibliotecavirtualmadrid.org/bvmadrid_publicacion/i18n/consulta/registro.cmd?id=10000001735.
Rodrigo Villena, I. (2019). Un académico frente al arte femenino. José Francés y el año artístico (1915-1926). UCOARTE. Revista De Teoría E Historia Del Arte, 8, 109-133.