Carlos Bosch

Carlos Bosch empieza a publicar en la prensa como crítico musical en El Pueblo Vasco de San Sebastián en el verano de 1915. A su regreso a Madrid conoció a Francisco Villaespesa, a través del compositor granadino Ángel Barrios (Mnème. Anales de música y de sensibilidad. Madrid, Espasa-Calpe, 1942, pp. 86):

Villaespesa intimó pronto conmigo, y me propuso la colaboración en una revista cuya fundación preparaba, que se tituló Cervantes y duró algún tiempo. Acepté halagado la proposición, asistiendo a las reuniones previas, donde hice varios conocimientos con escritores hispanoamericanos y otros españoles, entre ellos Joaquín Dicenta (hijo), con el que me uní fraternalmente, Goy de Silva, Guillermo de Torre, Alberto Ghiraldo, Rafael cansinos Asséns y otros más todavía.

La revista se editaba en formato de libro y tenía un gran empaque literario y buenas colaboraciones. Ya en plena colaboración alternaba esos trabajos con un breve libro sobre Impresiones estéticas y juicio sobre algunos compositores modernos, que publiqué entonces.

Al organizar Villaespesa su viaje a América, les deja la revista Cervantes a Joaquín Dicenta (hijo) y a Carlos Bosch: «Lo hicimos (encargarnos de la revista), salvándola de algunas graves dificultades, hasta que fueron insuperables y hubo que suprimirla.

En sus anales Bosch retrata la tertulia de Villaespesa en los primeros meses de Cervantes (pp. 87-88):

Las tertulias en casa del poeta Francisco Villaespesa tenían un carácter de bohemia de buena traza, íntima y simpática. Allí nos reunimos un grupo en el que formaban algunas noches el actor Emilio Thuillier, el escritor teósofo, extravagante y ameno Roso de Luna, Joaquín Dicenta y la que es su mujer, Laura Escosura de Martos, señora de gran belleza en su juventud, nieta del poeta romántico Espronceda, nuera del gran tribuno don Cristino Martos y madre amantísima que idolatraba a su hija, de mi excelente amiga Anita Martos, recitadora de alta escuela, profesora de declamación en el Conservatorio de Madrid y actriz entonces con María Guerrero. Marta Grau, también actriz y eminente recitadora de apasionado verbo de cálidos acentos y brío temperamental.

Cuando se marchó a América Villaespesa nos dejó un vacío notable y un grato recuerdo de su sincera afectividad y su carácter espontáneo e imprevisor, que tantas dificultades y amarguras le hizo sufrir.

Con su ausencia se fue poco a poco dispersando el grupo, sobre todo al sucumbir las revistas.

ss